La cultura en una sociedad es inherente, va implícita en la sociedad misma, ya que es el mismo ser humano el que la crea y el que se encarga de transmitirla. La muerte siempre ha sido y es un motivo que define un fuerte rasgo de la cultura de una sociedad. Son muchos los rituales y las tradiciones asociadas a este tránsito de la vida a la muerte, que cada cultura entiende de una manera y celebra de una forma peculiar. A nuestros ojos quizá pueda parecer una locura que en algunas tribus de la selva amazónica se incineren a los fallecidos y se añadan las cenizas en una sopa que posteriormente se ingiere por los familiares, con el fin de liberar el alma.
Pero igualmente nuestras tradiciones funerarias tienen el mismo origen cultural, desde velar el cadáver durante horas tras la defunción hasta depositarlo tras una lápida o incinerarlo y guardar las cenizas en casa o esparcirlas. Las lápidas en Badajoz son aún muy demandadas, y es también parte de la tradición incluir un epitafio o frase memorial en señal de recuerdo del fallecido.
